A partir de este núcleo funcional, el resto del programa se despliega de manera radial y eficiente. El espacio social se resuelve en un esquema tipo monoambiente, donde sala, comedor, cocina abierta, área de lectura y un pequeño espacio de trabajo conviven de forma integrada. Esta configuración no solo maximiza la versatilidad del espacio, sino que permite adaptaciones futuras sin necesidad de intervenciones estructurales. La iluminación natural y la ventilación cruzada se garantizan mediante aperturas bien orientadas, generando confort térmico y reduciendo la necesidad de climatización artificial.

La circulación dentro de la vivienda es directa y sin interrupciones: desde el ingreso, el acceso a los dormitorios se realiza sin desvíos ni corredores innecesarios, lo que reduce las áreas de transición y mejora la funcionalidad general del conjunto. Esta eficiencia en la distribución se traduce en una vivienda más clara en su uso, donde cada metro cuadrado está cuidadosamente pensado.