CASA P.A.
CASA P.A.
CONCLUIDA
La vivienda se concibe bajo un sistema modulado, donde cada unidad espacial responde a una lógica clara de función y apertura. La secuencia inicia con un espacio cubierto, pero abierto, que actúa como transición entre el exterior y el interior; a continuación, se suceden los módulos de sala social, cocina, servicios, baño, bodega y finalmente el área de descanso. Esta linealidad no solo ordena los usos, sino que permite una lectura arquitectónica coherente, en la que cada ambiente se articula con independencia, pero bajo un mismo lenguaje formal.
El proyecto se implanta en un lote en esquina con desnivel de vía, situación que se aprovecha para abrir todos los ambientes hacia el paisaje y dar la espalda a las viviendas colindantes, garantizando privacidad y visuales controladas. La orientación se resuelve en función de las vistas predominantes, permitiendo que cada módulo encuentre su lugar exacto en el terreno. De esta manera, la arquitectura se convierte en un marco que intensifica la experiencia del entorno, integrando las condiciones del sitio con la vida interior de la vivienda.
La materialidad del ladrillo otorga carácter y permanencia al conjunto, dialogando con la topografía y el clima del valle de Yunguilla. Este material, además de su resistencia y bajo mantenimiento, funciona como un regulador térmico natural, reteniendo frescura en el día y liberando calor en la noche, lo que contribuye a la eficiencia energética y a la sensación de confort en el interior.
La morfología de la vivienda se resuelve con un volumen horizontal y elevado, donde la cubierta se expone como un elemento protagónico, lejos de ocultarse. Esta estrategia refuerza la linealidad del diseño y enfatiza el carácter contemporáneo de la obra, en contraste con la tradición de cubiertas ocultas. El resultado es un volumen claro y rotundo, acompañado de un área social exterior con piscina y zona de barbacoa, que amplía las dinámicas de encuentro más allá de los límites cerrados.
El retiro más importante del terreno se convierte en un gran patio social, pensado como núcleo de encuentro y conexión con el paisaje. Desde este espacio, las visuales se potencian en toda su magnitud, convirtiéndose en un recurso arquitectónico esencial que refuerza la identidad del proyecto.
El clima del valle de Yunguilla, con temperaturas cálidas y corrientes de viento constantes, define tanto la altura de los espacios interiores como las decisiones materiales. El ladrillo se combina con aberturas estratégicas que permiten ventilación cruzada, asegurando frescura y salubridad en cada ambiente. Asimismo, la iluminación natural se introduce de manera generosa gracias a la modulación de aberturas y al orden de los volúmenes, reduciendo la necesidad de iluminación artificial durante el día y creando una atmósfera viva que cambia con el paso de las horas.
En suma, la vivienda integra materialidad, distribución espacial e interacción con el entorno en un diseño coherente, donde el ladrillo, la luz natural y la apertura al paisaje se consolidan como los ejes principales de la propuesta arquitectónica