CASA M.I.
CASA M.I.
EN PROCESO
Esta vivienda unifamiliar se implanta en un terreno de topografía inclinada, lo cual representa tanto un desafío como una oportunidad de diseño. Lejos de modificar agresivamente el perfil natural del suelo, el proyecto se adapta a la pendiente mediante una implantación escalonada, permitiendo que cada nivel de la casa dialogue directamente con el paisaje. Esta estrategia no solo optimiza el movimiento de tierras, sino que también favorece una integración armónica con el entorno natural.
Desde el acceso principal, ubicado en una cota intermedia, se ingresa directamente al área social, concebida como un espacio de transición entre el interior y el exterior. Esta zona se desarrolla como un gran espacio abierto con doble orientación, donde la transparencia visual y la continuidad espacial permiten enmarcar las vistas predominantes del entorno, dominado por eucaliptos y vegetación nativa. El uso de carpinterías de piso a techo y vanos estratégicamente ubicados garantiza una conexión visual constante con el paisaje, además de maximizar el ingreso de luz natural y la ventilación cruzada.
La distribución funcional se organiza en tres niveles principales. En el nivel inferior, parcialmente semienterrado para aprovechar la inercia térmica del terreno, se ubican las habitaciones complementarias y áreas de servicio. Estas estancias cuentan con salidas directas a jardines privados, concebidos como extensiones naturales de los espacios interiores, lo que refuerza la sensación de continuidad y permite un uso versátil de las áreas exteriores.
En el nivel superior se ubica el dormitorio principal, que se orienta estratégicamente hacia el patio frontal, generando un ámbito íntimo y protegido. Esta ubicación eleva la experiencia de habitar, ya que ofrece privacidad sin sacrificar la relación visual con las áreas sociales posteriores ni con el entorno natural. La jerarquización de este espacio responde tanto a criterios funcionales como sensoriales, generando una atmósfera de retiro dentro de una estructura abierta.
La volumetría general del proyecto se mantiene deliberadamente contenida, priorizando una altura baja que respete la escala del lugar y preserve las visuales predominantes. Esta decisión permite que el paisaje siga siendo el principal protagonista, sin competir con la arquitectura, sino acompañándola. La elección de materiales responde a criterios de sostenibilidad y coherencia contextual: se utilizan materiales nobles como la madera, la piedra y el concreto expuesto, en combinación con técnicas constructivas tradicionales que garantizan durabilidad, eficiencia térmica y bajo mantenimiento.
Uno de los elementos más destacados del diseño es la escalera helicoidal interior, que actúa como conector vertical entre los niveles. Más allá de su funcionalidad, esta escalera se convierte en un elemento escultórico dentro de la vivienda. Su trazado curvo y ligero no solo optimiza el espacio, sino que introduce una transición suave y fluida entre los distintos niveles, enriqueciendo la experiencia espacial del usuario.
La cubierta, resuelta con una estructura liviana y acabados térmicamente eficientes, colabora en mantener la calidez interior y proteger la vivienda de las variaciones climáticas propias del lugar. En conjunto, el proyecto propone una arquitectura sensible al lugar, que se apoya en soluciones técnicas claras y una estética sobria para generar un habitar contemporáneo, conectado y en armonía con su entorno.